Cinco días ¿para qué?
Los congresistas siguen haciendo meritos para merecer el repudio de todos los peruanos. La norma que les otorga cinco días para viajar a provincias, es la ofrenda que han estado esperando por largo tiempo. Con los pasajes regalados y otras gollerías, los parlamentarios y sus chupes, viajan a sus departamentos de origen a capturar votos para las elecciones del 2011.
Nadie con los cinco dedos de frente puede pensar que los congresistas llegarán a sus lugares de origen para buscar soluciones a los problemas que enfrenta la población, sino que como ha ocurrido toda la vida, tendrán sus agendas copadas de actividades orientadas a capturar votos entre los más pobres.
Mientras el país reclama una labor más eficiente en el Parlamento, los padres de la patria, en jean y zapatillas, pierden su tiempo repartiendo galletitas, juguetes y productos de primera necesidad, mostrando su mejor sonrisa a las cámaras de sus colaboradores, también servidores del Congreso de la República, con sueldos y bonificaciones que el promedio general de peruanos envidiaría.
En resumidas cuentas, este primer viajecito de los congresistas al ‘Perú profundo’ no aportó nada a su paupérrima labor legislativa y dudo muchísimo que eso ocurra a futuro. Por el contrario, deja mucho que desear, a pesar que ya nada nos debe extrañar de nuestros otorongos. Lo que sí sorprende, es la ingenua posición que adoptaron algunos columnistas y medios que saludaron esta medida que a todas luces era una farsa más de ese circo llamado Congreso.
Sorprende la ingenua posición que adoptaron algunos columnistas y medios que saludaron esta medida que a todas luces era una farsa más de ese circo llamado Congreso.